La palatabilidad, el gusto y regusto por la comida, se percibe en las papilas gustativas situadas en la lengua y cuando se rebasa este espacio sólo se percibe la temperatura o la consistencia de lo que se come.
Mantener la correspondiente porción de comida en la boca, degustando lo que se va a ingerir, tiene un doble beneficio: la satisfacción de saborear algo que gusta y la mejor asimilación del alimento.
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