Seas quien seas, vengas de donde vengas, tu desarrollo fue posible gracias a la leche materna. Si no fue así, probablemente te proporcionaron una fórmula para lactantes elaborada para su sustitución. Sí, es bueno tomar leche, por ser ésta el único alimento que se toma durante la primera etapa de la vida: imagina las cualidades únicas que posee.
¿Qué esconde la leche?
La leche en un líquido blanquecino y opaco, secretado por la glándula mamaria de las hembras de los mamíferos, que cubre las necesidades nutricionales específicas de sus crías. Tiene un sabor dulce por la lactosa (azúcar de la leche), el hidrato de carbono principal, cuya presencia parece que contribuye a que los recién nacidos tengan una mayor apetencia por los sabores dulces, discriminándolos como buenos y nutritivos. A su vez, esto provoca que rechacen otros sabores (amargo, ácido) que pueden relacionarse con estados de descomposición o presencia de tóxicos en los alimentos.
Composición nutricional de la leche
La leche de vaca se compone aproximadamente de un 85 % de agua, 3,5 % de proteínas de alta calidad, 4,5 % de hidratos de carbono (lactosa) , 3,3 % de grasas, minerales (calcio, fosforo, yodo, …) y vitaminas (A, D, B1 y B2).
El calcio y la vitamina D ayudan al mantenimiento de la salud ósea. Es bueno tomar leche ya que su aporte, a lo largo de toda la vida, adquiere un papel fundamental en niños, adolescentes, embarazadas, lactantes, en las mujeres después de la menopausia y en las personas más mayores.
La Pirámide Alimentaria
La leche forma parte de las distintas pirámides alimentarias que existen, diseñadas con el fin de indicar, de forma simple, cuáles son los alimentos necesarios y en qué cantidad deben consumirse para lograr una dieta sana y equilibrada. Para la leche y derivados se recomienda un consumo diario.
¿Y qué pasa con la controvertida lactosa?
La lactosa es un disacárido formado por dos azúcares simples (glucosa + galactosa). Aporta energía, sabor dulce y en su caso particular, ayuda a la absorción del calcio en nuestro organismo.
Para ser asimilada, la lactosa necesita disociarse en sus dos componentes, función que desempeñan las lactasas, enzimas presentes en las vellosidades del intestino delgado.
En ocasiones existe un fallo en la función de las lactasas, que puede ser debido a diversos motivos:
– Deficiencia congénita: alteración extremadamente rara que se presenta con diarrea desde el momento de mamar el recién nacido.
– Deficiencia adquirida durante la vida: algunos individuos están predispuestos genéticamente a poseer bajos niveles de lactasa y a no ser capaces de mantener su actividad normal con el paso del tiempo. Esto es más frecuente en africanos y asiáticos, y menos en europeos y norteamericanos.
En otras ocasiones, la actividad de estas enzimas puede verse afectada como consecuencia de una causa externa:
– Enfermedad gastrointestinal: daña las vellosidades y disminuye la presencia de lactasas de forma temporal.
– Situaciones de desuso (personas que no consumen lácteos en un periodo largo de tiempo): el cuerpo buscando la eficiencia, disminuye su producción, por lo que existirá un déficit de lactasas. Este proceso es reversible.
En estas circunstancias, la leche puede producir síntomas gastrointestinales desagradables: dolor abdominal, distensión, diarrea y/o flatulencias.
Hay un tipo de leche para ti
Hoy en día, existen multitud de tipos de leche en el mercado que se pueden clasificar de diferentes maneras, según se tenga en cuenta su origen (vaca, cabra, oveja, …), tratamiento térmico de conservación (esterilizada, uperizada, pasterizada, …), estado físico (liquida, evaporada o concentrada, en polvo)…
Según su composición podemos encontrar:
– Leche entera: la de toda la vida y con todos sus beneficios. Recomendable en el periodo de crecimiento.
– Leche semidesnatada o desnatada: contiene menos grasa que la opción entera. Pensada para disminuir las calorías totales y para personas con alto nivel de colesterol en sangre. Al contrario de lo que se piensa, el calcio en estos tipos de leche es prácticamente el mismo que en la entera.
– Leche sin lactosa: si tienes algún grado de intolerancia a la lactosa, ésta es tu leche.
La cantidad de calcio en estos tipos de leche (entera, semi, desnatada y sin lactosa) es la misma, unos 125 mg por 100 ml.
– Leche enriquecida: en vitamina D, calcio, omega-3, fibra, … según las necesidades especiales de cada uno.
Bebidas vegetales
Las bebidas vegetales, erróneamente llamadas leches vegetales, son productos elaborados a base de legumbres, cereales, frutas y frutos secos. Existen muchos tipos: bebida vegetal de avena, almendra, soja, arroz, avellanas, coco, …
Se utilizan, en general, sustituyendo a la leche de vaca. El motivo principal de su consumo suele ser por intolerancia a la lactosa o bien por alergia a la proteína de la leche de vaca, conceptos totalmente distintos. Otras veces se toman porque gustan más, o porque se sigue una dieta exenta de productos animales, por estilo de vida. Es frecuente que estas bebidas se enriquezcan en nutrientes como calcio y vitamina D, presentes de manera natural en la leche.
Recomendaciones sobre el consumo de leche
Es bueno tomar leche y por ello debes consumirla diariamente, la que prefieras o te convenga más, junto con yogur y queso, alcanzando entre 2-4 raciones al día. Puedes incluirla en el desayuno, media mañana, comida, merienda, cena o cualquier momento del día: con café, té, cereales, fría, caliente o como más te guste.
Y a tí, tras haber leído nuestro post ¿te parece que es bueno tomar leche?
Quisiera comprar los productos , gracias
Hola Joaquina, te hemos enviado un email privado ?
La información es muy interesante.
Hoy día hay opiniones contrarias a si es beneficioso beber leche cuando ya no somos niños.
Me parece fundamental tomar leche y si no, existen muchos de sus derivados que puedes consumir (yogur, quesos, cuajada..)
Como siempre muy ilustrativo , gracias
Gracias por aclarar estos conceptos
Muy buena informacion