Estamos acostumbrados a asociar una buena agudeza visual con la alimentación, ya que si hablamos de ella rápidamente nos vienen a la mente las zanahorias. Lo mismo sucede con audición y nutrición.
Hay numerosos estudios que reflejan cómo deberíamos cuidar nuestra dieta para no perder audición con el paso del tiempo. Igualmente existen recomendaciones y pautas en cuanto a los niveles de ruidos a los que estamos expuestos y a los cuales nos exponemos por propia voluntad. A continuación, te hablamos de ambos temas en nuestro post.
Cuidar la nutrición favorece al cuidado de la audición.
En primer lugar hemos de señalar que, según se desprende de diversos estudios científicos, las dietas excesivamente ricas en dulces, azúcares y grasas saturadas conllevan un mayor riesgo en la pérdida de audición. Por el contrario, dietas ricas en ácidos grasos omega-3, que podemos encontrarlos en pescados azules, en aceite de oliva, en semillas y en frutos secos, tienen efectos antiinflamatorios y dificultan la oxidación de nuestro organismo.
Elementos nutricionales beneficiosos para la audición.
Si nos centramos en los elementos nutricionales más beneficiosos para cuidar nuestra audición a través de la nutrición, podemos señalar varios. Entre ellos destacan ciertas vitaminas que ofrecen propiedades antioxidantes.
- La vitamina A que mejora el funcionamiento del oído interno.
- La vitamina C que incrementa la capacidad auditiva.
- La vitamina E que ayuda a prevenir su pérdida.
- El ácido fólico (vitamina B9) también es beneficioso para nuestra salud auditiva. Su déficit aumenta el riesgo de padecer una disminución de la capacidad auditiva.
Elementos nutricionales perjudiciales para la audición.
Por el contrario, debemos conocer qué elementos nutricionales son perjudiciales para nuestra audición:
- El exceso de azúcares refinados y añadidos, así como la cafeína pueden favorecer la aparición de zumbidos en los oídos.
- La quinina, en grandes cantidades, puede provocar también pérdida auditiva con el tiempo. Esto se ha visto en enfermos tratados contra la malaria, cuya ingesta de esta sustancia era elevada.
Relación entre la comida y la audición.
En relación a la comida, el oído es fundamental en la captación de estímulos sonoros. Es esencial, por ejemplo, para el reconocimiento de la frescura y del crujido de los alimentos que ingerimos.
En este sentido, se ha visto como tener un sonido amplificado o sufrir una disrupción del sonido real de la comida puede alterar la capacidad que tenemos para identificar las características de un alimento. Eso influye en la capacidad de cómo percibimos un alimento. Del mismo modo, también altera el control del hambre y de la saciedad.
Como ejemplo, a través de un estudio se ha comprobado cómo, cuando en una tienda de alimentación existe un sonido ambiental bajo, se propicia la elección de alimentos más saludables. Esto fue interpretado por los investigadores en el sentido de que dicho entorno auditivo hace tener una mayor relajación y concentración, lo que permite hacer una elección más racional de la comida.
Cómo afectan los ruidos a nuestra audición
Tambien, la exposición frecuente a ruidos con volúmenes excesivos incide negativamente sobre nuestra audición. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de que millones de adolescentes y adultos corren riesgo de perder audición. Esto se debe, en gran parte, al mal uso de dispositivos de reproducción de sonido. La gravedad de esa pérdida depende de la intensidad, duración y frecuencia del sonido reproducido.
Exponerse a sonidos fuertes durante mucho tiempo y frecuentemente afecta a las células del oído, causando daños irreversibles. Además, otro efecto perjudicial adicional es que limita la comprensión.
Cómo se mide el sonido
El sonido se mide en decibelios (dB). Para tener una idea sobre qué debemos de considerar bajo, leve y fuerte, podemos tener como referencia:
- El tono de voz utilizado en una biblioteca oscila entre 10 dB y 30 dB.
- Una conversación en tono normal se sitúa entre 30 dB y 50 dB.
- Una aspiradora se encuentra entre 55 dB y 75 dB.
- Se considera muy alto aquel sonido que va de 75 dB a 120 dB como batidoras, trituradoras de hielo. En la calle es habitual superar los 100 dB.
- Un martillo neumático está en el umbral del dolor, superando 120 dB.
El volumen habitual de auriculares oscila entre 75 dB y 136 dB. Este es, sin duda, un sonido muy alto. Esto supone un alto riesgo de pérdida de audición.
La recomendación de la OMS, para prevenir esta pérdida, es no escuchar música con estos dispositivos durante más de una hora diaria y, como mucho, al 60% de la capacidad del aparato.
En los lugares de trabajo es recomendable no superar 85 dB durante las ocho horas.
También, hemos de tener en cuenta que en la mayoría de bares y locales de ocio se superan 100 dB. No deberíamos estar más de 15 minutos expuestos de manera continua a esos niveles, algo que rara vez cumplimos.
Cómo te puede ayudar NutriCare
Cuidar de nuestra audición a través de la nutrición puede resultar complicado. Ya que ingerir todos los nutrientes que nuestro organismo necesita en las cantidades adecuadas no es una labor sencilla, a no ser que se acuda a empresas especializadas con muchos años en el mercado como es NutriCare.
Contamos con una amplia gama de comidas completas, ricas en nutrientes y de bajo aporte calórico. Y ofrecemos consejo nutricional a través de sus Asesores, los cuales te diseñarán un plan nutricional acorde a tus necesidades u objetivos de peso y salud.
Cristina García
Coordinadora del Departamento Médico NutriCare
Colegiada: 24412
Licenciada en Farmacia (Orientación Dietético-Farmacéutica) (Universidad Complutense de Madrid).
Doctoranda Nutrición (Facultad Farmacia Universidad Complutense).
Técnico Especialista en Nutrición (Instituto Ciencias de la Salud y la Actividad Física).
Máster Especialista en Nutrición deportiva (International University Study Center Universidad Cádiz).
Máster Especialista en nutrición y Deporte (Escola Gallega de Formación).
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