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Uno de los motivos que puede dificultar la pérdida de peso es que nuestro metabolismo sea más lento de lo normal. Conocer las causas que pueden provocar dicha lentitud del proceso metabólico se torna de vital importancia para entender cómo funciona nuestro cuerpo y cómo afrontar el seguimiento de una dieta.

En este artículo te contamos cómo, de manera involuntaria, puedes estar favoreciendo que tu metabolismo sea más lento de lo normal y cómo evitar este problema.

¿Qué es el metabolismo?

Antes de hablar de metabolismo lento, debemos entender qué es el metabolismo. Éste hace referencia a  «procesos del cuerpo, tanto físicos como químicos, que utilizan o convierten energía». Entre estos procesos mencionados encontramos la respiración, la circulación sanguínea, la contracción muscular, la digestión de alimentos, …

Centrándonos en el aspecto digestivo, el metabolismo es el «conjunto de reacciones responsables de transformar los alimentos y nutrientes ingeridos en la energía necesaria para llevar a cabo las funciones vitales, desde la respiración hasta el movimiento, permitiendo que las células funcionen adecuadamente».

Cuando nos alimentamos consumimos proteínas, hidratos de carbono y grasas, que, a través de la digestión,  serán descompuestas mediante enzimas, obteniendo aminoácidos, monosacáridos (o azúcares simples) y ácidos grasos. Éstos serán absorbidos hacia el torrente sanguíneo hasta llegar a las células y allí liberar o almacenar energía.

¿Y el metabolismo lento?

Una vez explicado el concepto de metabolismo, hablemos ahora de metabolismo basal. Éste es el «gasto energético que se produce cuando nuestro cuerpo se encuentra en reposo y únicamente realiza las funciones vitales necesarias, sin llevar a cabo ningún sobreesfuerzo». Si nuestro consumo o gasto energético es bajo, nuestro cuerpo tenderá a quemar pocas calorías y a acumular grasa, consecuencia de lo que se conoce como metabolismo lento.

Si, por el contrario, mantenemos un estilo de vida activo y nuestras necesidades energéticas son mayores, nuestro metabolismo será más rápido y procesará con mayor celeridad los nutrientes ingeridos.

Hasta los 30 años aproximadamente, el metabolismo basal se ve incrementado, pero, dicho aumento,  comienza a desacelerarse a partir de los 45 años.

Cabe destacar que el metabolismo basal no depende sólo de la edad, sino también del sexo, la genética o la cantidad de masa muscular. De esta forma, tener un buen tono muscular nos ayudará a acelerar el metabolismo.

Combinar el entrenamiento aeróbico con un entrenamiento específico de fuerza siempre será mucho más eficiente para aumentar la masa muscular, además de ayudarnos a perder peso.

Las mitocondrias de nuestras células producen la energía necesaria para la supervivencia y el funcionamiento del organismo. Básicamente, ayudan a convertir la energía que tomamos de los alimentos en energía que las células puedan utilizar. El ejercicio aumenta el número de mitocondrias, mejorando la capacidad de nuestro cuerpo para producir energía.

Otro factor importante para el aumento del metabolismo es mantener una buena microbiota intestinal. La microbiota es un conjunto de microorganismos que viven en el intestino. «Mantener su equilibrio es imprescindible para prevenir la colonización de otros microorganismos patógenos y ayuda a digerir los alimentos, producir vitamina K y del grupo B y a estimular el sistema inmune». Una medida para preservar este equilibro es el uso de alimentos prebióticos y la suplementación con probióticos.

Está claro que no hay una única forma para adelgazar, pero cambiando las rutinas diarias sí que podremos alcanzar mejores resultados.

Para acelerar el metabolismo podemos adoptar las siguientes medidas: hacer cardio, realizar entrenamientos de fuerza, evitar picar entre horas, realizar una adecuada ingesta de fibra, ingerir más vitamina D, asegurar un adecuado aporte proteico, comer mucha fruta y verdura, beber mucho agua a lo largo del día y realizar al menos cinco ingestas a lo largo del día.

También hay algunos alimentos que pueden ayudar a acelerar el metabolismo, como los cítricos, los lácteos y las bebidas ricas en cafeína.

Causas que pueden ralentizar el metabolismo

Existen diferentes causas que pueden ralentizar el metabolismo. Algunas de ellas pueden ser problemas orgánicos, como el hipotiroidismo. Cuando la glándula tiroides no funciona correctamente, puede darse una ralentización del metabolismo y, con ello, un aumento de peso.

Otro de los motivos que puede favorecer el metabolismo lento son las intolerancias alimentarias, especialmente aquellas que presentamos pero desconocemos tenerlas. Si comemos algún alimento al que seamos intolerantes, su proceso de digestión será más largo y pesado, lo que provocará que el metabolismo se ralentice más de lo normal.

beber agua para acelerar el metabolismo

Más allá de esto, existen otros motivos no orgánicos que pueden ralentizar el metabolismo y que guardan relación directa con nuestros hábitos alimenticios o con nuestro estilo de vida. Éstos son:

  • Beber poco agua. Como ya te contamos en nuestro artículo sobre la importancia de la hidratación, el agua resulta fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, incluyendo los procesos metabólicos. Nuestro cuerpo requiere este agua, entre otras cosas, para eliminar toxinas e impurezas y para el correcto funcionamiento de sus células.
  • Beber alcohol. El alcohol, más allá de aportar una gran cantidad de calorías vacías al organismo (dado su escaso aporte nutricional), favorece la deshidratación, desacelera el metabolismo y ralentiza la capacidad de quemar grasas. 
  • No realizar actividad física. Realizar actividad física a diario aumentará el gasto calórico, lo que hará que el metabolismo tenga que trabajar más deprisa para quemar calorías, ya que el cuerpo necesita los nutrientes de manera más inmediata.
  • No mantener unos hábitos de sueño saludables. Dormir menos de seis horas diarias, además de aumentar los niveles de estrés, puede provocar daños en el metabolismo e incrementar las posibilidades de sufrir patologías como diabetes.
  • No mantener una dieta equilibrada. Es recomendable comer cinco veces al día; desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena. Comiendo cantidades reducidas durante todo el día conseguiremos que nuestro metabolismo trabaje más, acelerándose y quemando grasas más rápido. Al mismo tiempo, repartir la ingesta diaria en cinco comidas provoca que la sensación de hambre a lo largo del día sea menor, al no pasar tanto tiempo entre una comida y la siguiente.
  • Desayunar demasiado tarde o no desayunar. Si transcurren demasiadas horas entre la cena y el desayuno, el cuerpo puede adolecer la falta de alimento y ponerse en estado de alerta.
  • Comer demasiado rápido. No masticar bien los alimentos provoca que el estómago necesite más tiempo para realizar la digestión de los mismos, lo que conlleva que el metabolismo se haga más lento. 
  • Mantener una dieta pobre en fibra. Es necesario aumentar los niveles de fibra en nuestra alimentación si queremos aumentar la velocidad de nuestro metabolismo.

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