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Son muchas las enfermedades causadas por diferentes factores de riesgo, muchos de ellos evitables, cuya aparición podría no darse de no llevarlos a cabo. Entre ellos se encuentran una alimentación inadecuada o insuficiente, sobrepeso y obesidad, niveles elevados de colesterol y triglicéridos en sangre, hipertensión arterial, abuso de alcohol, sedentarismo o inactividad física… Además de éstos, otro factor de riesgo destacable de aparición de enfermedades, especialmente a nivel respiratorio y cardiovascular, es el tabaquismo y la exposición continua al humo del tabaco.

De acuerdo a datos del 2020, el 22.3% de la población mundial consumía tabaco. Cabe mencionar que éste es perjudicial en todas sus modalidades (cigarrillos, tabaco para pipa de agua, puros, tabaco de liar…), y, como ocurre con el alcohol, no existe un nivel seguro de consumo.

En este post veremos los efectos más perjudiciales que produce el hábito tabáquico sobre nuestra salud, siendo causante de una gran número de muertes cada año. Además, hablaremos sobre cómo influye dicho hábito a nivel del estado nutricional y de la alimentación del fumador.

TABACO: CAUSA DE MUCHAS MUERTES Y DE POBREZA

El tabaco es el factor de riesgo evitable que mayor número de muertes produce a nivel mundial. De hecho, de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que es causante de la muerte de más de 8 millones de personas por año, de las cuales más de 7 millones se deben al consumo directo del tabaco. El total restante, en torno a 1.3 millones de muertes, son sufridas por personas no fumadoras expuestas al humo del mismo (conocidas popularmente como “fumadores pasivos”). Por todo ello, el tabaquismo es tratada por la propia OMS como una epidemia, considerándola una de las mayores amenazas para la salud pública.

Por ejemplo, si analizamos datos de Europa, más del 16% de las muertes de adultos mayores de 30 años de edad son atribuibles al tabaco. En el caso de España, cada año mueren más de 50.000 personas debido al consumo de tabaco, una cifra superior a la resultante al juntar las provocadas por los accidentes de tráfico y el consumo de drogas ilegales.

Asimismo, se ha constatado como el tabaquismo aumenta las tasas de pobreza (especialmente en países de ingresos medianos o bajos), pues el dinero invertido en su compra deja de ser empleado para otras necesidades básicas como la alimentación. Además, dada la adicción que causa su consumo, dicho comportamiento de gasto es difícil de frenar. Por otro lado, el tabaquismo genera un enorme coste económico asociado a los gastos sanitarios que conlleva el tratamiento de las enfermedades causadas por su ingesta.

TABACO COMO CAUSA DE ENFERMEDADES

El consumo de tabaco está directamente relacionado con la aparición de muchas enfermedades. Entre ellas se encuentran enfermedades respiratorias (bronquitis crónica, enfisema pulmonar, alergias respiratorias, asma…), diferentes tipos de cáncer (especialmente los del pulmón, boca o laringe), enfermedades cardiovasculares (hipertensión, infarto de miocardio, angina…) y problemas digestivos (úlcera gastrointestinal y gastritis crónica).

De hecho, se ha visto como el consumo de tabaco incrementa en un 70% el riesgo de sufrir muerte prematura como causa de diversas enfermedades derivadas de su uso. Dicho riesgo es más elevado conforme es mayor el tiempo durante el cual se lleva fumando, conforme aumenta el número de cigarrillos fumados a diario y conforme es mayor el contenido de nicotina y alquitrán de la marca de tabaco utilizada.

¿CUÁLES SON LOS BENEFICIOS DE DEJAR DE FUMAR?

Son muchos los beneficios demostrados que tiene dejar de fumar para la salud del fumador, los cuales pueden ser más o menos inmediatos:

  • A los 20 minutos de dejar este hábito disminuye el ritmo cardiaco y la tensión arterial.
  • A las 12 horas de dejarlo, los niveles de monóxido de carbono sanguíneos disminuyen, incluso llegándose a normalizar.
  • 2-12 semanas después, mejora la circulación sanguínea y la función pulmonar.
  • Entre uno y nueve meses después, disminuye la aparición de tos y la dificultad para respirar.
  • Al año de dejar de fumar, el riesgo de sufrir una cardiopatía coronaria es un 50% menor respecto a la de un fumador. A los 15 años, dicho riesgo es similar al de un no fumador.
  • A los 10 años, el riesgo de sufrir cáncer de pulmón disminuye hasta ser el 50% del de una persona fumadora, además de reducirse también el riesgo de sufrir otros tipos de cáncer (garganta, boca, esófago…).

Por otro lado, se sabe que dejar de fumar disminuye la probabilidad de sufrir impotencia, de tener dificultades para lograr quedarse embarazada, de tener partos prematuros o de sufrir abortos. Asimismo, se ha visto como niños expuestos continuamente al humo del tabaco, cuando sus personas cercanas dejan de fumar, disminuye el riesgo de presentar otitis y enfermedades respiratorias como asma.

¿EJERCE INFLUENCIA EL TABACO SOBRE EL ESTADO NUTRICIONAL Y LA ALIMENTACIÓN?

Aunque parezca que no guardan relación, el consumo de tabaco sí puede afectar al estado nutricional de la persona fumadora (y también a la persona expuesta al humo del mismo), así como a sus hábitos de alimentación. Se ha visto como personas fumadoras llevan a cabo dietas más inadecuadas, alejadas de patrones de alimentación saludables, además de observarse un mayor consumo de alcohol y mayores tasas de inactividad física.

El hábito tabáquico también puede afectar al sentido del gusto, a las preferencias alimentarias y a los hábitos de alimentación de la persona fumadora. En ellas, es común que el consumo de alimentos saludables (frutas, verduras, hortalizas, cereales integrales, pescado, lácteos…) sea bajo. Por el contrario, el consumo de alimentos perjudiciales para la salud (carnes procesadas y demás procesados, fastfood…) es mucho mayor. Dentro de estos alimentos perjudiciales se incluyen alimentos ricos en grasas de mala calidad (saturadas o trans) y alimentos ricos en azúcares simples.

Debido a estos hábitos alimentarios diferentes en comparación a los no fumadores, las personas fumadoras presentan una ingesta menor de numerosos micronutrientes, entre ellos, vitamina A, vitamina C, vitamina D, vitamina E, tiamina, ácidos grasos omega-3, ácido fólico y calcio. Sin embargo, cabe tener en cuenta que, ante una igual ingesta de estos nutrientes que una persona no fumadora, los fumadores suelen tener menores niveles circulantes de los mismos ante la aparición de cambios oxidativos y metabólicos. Asimismo, cabe mencionar que el tabaco contiene cadmio, el cual disminuye la biodisponibilidad del selenio y actúa como antagonista del zinc, lo que puede aumentar también el riesgo de sufrir deficiencia en estos dos nutrientes.

Los estudios muestran como la corrección de deficiencias nutricionales existentes en fumadores, especialmente aquellos con función antioxidante y los ácidos grasos omega-3, a través de suplementación o de la propia alimentación, puede ayudar a mejorar la protección cardiovascular del fumador. Sin embargo, debe quedar claro que ello no hace que el efecto perjudicial del tabaco sobre el sistema cardiovascular desaparezca.

¿CÓMO PUEDE AYUDAR NUTRICARE?

Lo mejor, indudablemente, es que la persona deje de fumar para evitar todos los problemas asociados al tabaco que hemos ido comentando durante el post. Para ello, está claro que NutriCare no puede contribuir si estás buscando ayuda, pues para ello se requiere de ayuda especializada.

Donde sí puede contribuir NutriCare es el refuerzo de la alimentación de la persona fumadora o exfumadora, haciendo que su riesgo de presentar deficiencias nutricionales sea menor.

Las comidas NutriCare destacan por ser comidas de bajo aporte calórico y de gran densidad nutricional. Aportan, al menos, el 33% de la Cantidad Diaria Recomendada (CDR) de 13 vitaminas y 14 minerales, de manera que, con 3 comidas NutriCare diarias, estaremos asegurando cumplir con el 100% de la CDR de cada uno de ellos.

Si quieres incorporar alguna de nuestras comidas NutriCare a tu alimentación diaria para reforzar tu estado nutricional, seas fumador o no fumador, contacta con tu Asesor NutriCare. Estará encantado de ayudarte y de resolverte dudas que pudieras tener sobre ellas.

En caso de no disponer de Asesor, contacta con nosotros a través del 900 188 111.

Cristina García

Cristina García

Coordinadora del Departamento Médico NutriCare

Colegiada: 24412
Licenciada en Farmacia (Orientación Dietético-Farmacéutica) (Universidad Complutense de Madrid).
Doctoranda Nutrición (Facultad Farmacia Universidad Complutense).
Técnico Especialista en Nutrición (Instituto Ciencias de la Salud y la Actividad Física).
Máster Especialista en Nutrición deportiva  (International University Study Center Universidad Cádiz).
Máster Especialista en nutrición y Deporte (Escola Gallega de Formación).

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