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Durante las diferentes etapas de la infancia, los niños experimentan cambios significativos. Por lo tanto, su alimentación resulta vital para garantizar un crecimiento y desarrollo saludables. Una dieta equilibrada y adaptada a cada etapa del crecimiento ayuda a proporcionar los nutrientes necesarios para su desarrollo físico, cognitivo y emocional. Esta dieta debe ser nutricionalmente completa en macro y micronutrientes, incluyendo proteínas, carbohidratos, grasas saludables, vitaminas y minerales. A continuación, expondremos algunas pautas y consideraciones importantes sobre la alimentación infantil.

Pautas para recién nacidos y primeros años

En primer lugar, la leche materna es el alimento más completo e idóneo para los recién nacidos. Contiene nutrientes esenciales y anticuerpos que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico del bebé. Se recomienda la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses de vida, para luego proceder a la introducción gradual de la alimentación complementaria.

Una vez que se introducen los alimentos, se debe optar por aquellos más saludables, tratando de incluir nuevos sabores y texturas, de forma que tengan aceptación por parte del bebé y pasen a formar parte de su dieta habitual. Esta es una etapa fundamental, pues en ella se cimientan las bases de la metódica nutricional, los gustos, las asociaciones positivas, … Durante estos primeros años, el comportamiento alimentario de los padres desempeñará un papel fundamental. Los niños ven a sus padres como modelos a seguir en términos de alimentación. Es importante ofrecer una variedad de alimentos, que garanticen la ingesta de todos los nutrientes necesarios, incluyendo frutas, verduras, lácteos, carne, pescado, …

Reducción de los alimentos procesados

Es conveniente evitar o limitar al máximo los alimentos procesados durante los primeros años. Suelen contener pocos nutrientes esenciales como vitaminas, minerales y fibra. Sin embargo, son ricos en azúcares y calorías vacías, por lo que no contribuyen al desarrollo infantil. Aportan un exceso de calorías que puede tener consecuencias negativas, promoviendo el sobrepeso, la diabetes tipo 2 y las caries dentales. Asimismo, el consumo de estos productos en la infancia puede crear patrones alimentarios que prosigan durante la edad adulta, conduciendo a problemas de salud más serios como las enfermedades cardiacas.

Creación de una rutina saludable

En lo que a alimentación infantil se refiere, es fundamental crear una rutina diaria, de forma que se establezcan horarios fijos de comidas que se cumplan de forma sistemática. Esta rutina proporciona seguridad y beneficios en el desarrollo físico, emocional y cognitivo de los niños. Al establecer los hábitos alimentarios saludables desde esta temprana edad, se promueve un estilo de vida beneficioso que durará el resto de la vida.

Entre ellos destaca el desayuno. Es una comida de especial importancia durante la infancia y la adolescencia, que en muchos casos suele ser obviada. Debe aportar entre el 20% y el 25% de la energía total diaria consumida. La ausencia de desayuno tiene un impacto negativo en el rendimiento escolar, ya que el cerebro consume alrededor del 20% de la energía proporcionada por los alimentos. Un desayuno nutritivo debe contener proteínas de alto valor biológico, carbohidratos de fácil absorción, fibra y grasas saludables, entre otros.

Además del desayuno, se deben establecer otras cuatro comidas diarias: la media mañana, la comida, la merienda y la cena. De esta forma el niño obtiene todos los nutrientes esenciales en porciones pequeñas repartidas a lo largo del día, para evitar grandes periodos de tiempo sin comer. Las porciones deben ser las adecuadas a su edad y tamaño, siendo por tanto distintas para cada niño o niña.

Suscitar interés en los pequeños

Para introducir nuevos alimentos e involucrar a los niños en la alimentación, es aconsejable que se les permita elegir algunos alimentos en el supermercado o participar en su preparación en casa, creando así asociaciones positivas con la comida. Es aconsejable educar sobre el valor de la comida y contar con el tiempo necesario para disfrutarla. Reunirse a comer en familia, en un ambiente tranquilo y sin distracciones puede ser fundamental para crear estos hábitos tan valiosos.

La hidratación y el ejercicio físico

No debemos olvidar la hidratación, pues es una parte muy relevante en la salud y la digestión. Los niños, como las personas de mayor edad, no tienen una regulación tan ajustada de la sed. Por ello, es conveniente asegurarse que beban agua suficiente a lo largo del día, especialmente en las temporadas más calurosas o después de hacer ejercicio. El agua debe ser la principal bebida de los más pequeños, los refrescos y las bebidas azucaradas deben evitarse.

El ejercicio físico es fundamental en la etapa del crecimiento. Promueve el desarrollo físico saludable, con el fortalecimiento de músculos y huesos, así como el desarrollo de habilidades motoras fundamentales. También favorece la salud cardiovascular, el control de peso, mejora la calidad del sueño, el rendimiento académico y la sociabilización. A esto se añade la creación de hábitos saludables que se mantendrán durante toda la vida.

Alergias e intolerancias

Los padres deben estar atentos a posibles alergias o intolerancias alimentarias y consultar con profesionales de la salud en caso de tener dudas.

Es común que las alergias que aparecen durante la infancia se vayan atenuando o incluso que desaparezcan con el tiempo.

Las intolerancias suelen ser crónicas e implican que la alimentación debe estar más controlada para evitar aquellos alimentos que producen malestar y problemas digestivos.

¿Cómo ha de ser una buena alimentación infantil?

A continuación exponemos en detalle los macro y micronutrientes que se consideran necesarios para una adecuada alimentación infantil.

Proteína

Son fundamentales para el crecimiento, la reparación de tejidos y el funcionamiento del sistema inmunológico. Se encuentran en alimentos como carne magra, pescado, huevos, legumbres y productos lácteos.

Carbohidratos

Son la principal fuente de energía para los niños. Los carbohidratos complejos, como cereales integrales, fruta y verdura, son ideales por su contenido de fibra, vitaminas y minerales.

Grasas

Son esenciales para el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso. Dentro de las grasas, son preferibles aquellas saludables, como las que se encuentran en el aceite de oliva, los frutos secos, los pescados grasos y el aguacate.

Vitaminas

Resultan cruciales para todo tipo de funciones corporales. Por ejemplo, la vitamina A tiene un papel relevante en la salud de los ojos y la piel, la vitamina C en el sistema inmunológico y la vitamina D en la salud ósea.

Minerales

Son vitales para el crecimiento y el mantenimiento de la salud general. Uno de los más importantes en la alimentación infantil es el calcio, esencial para el desarrollo y mantenimiento de huesos y dientes. Se encuentra en los productos lácteos, en algunos alimentos de origen vegetal como el brócoli o las almendras y en alimentos fortificados. El hierro es vital para la producción de glóbulos rojos y el transporte de oxígeno. El zinc contribuye al crecimiento, la función inmunológica y la cicatrización de heridas. El yodo es esencial para el funcionamiento de la glándula tiroides y el desarrollo del sistema nervioso. Por último, el ácido fólico. Más allá de su gran importancia durante el embarazo, es vital para el crecimiento y la formación de nuevas células.

Fibra

Tal vez este componente alimenticio pase desapercibido. Pero la fibra soluble e insoluble, en conjunto con una adecuada hidratación, desempeña un papel crucial para mantener un equilibrio en la salud digestiva.

Estas son algunas recomendaciones para seguir una alimentación y hábitos saludables durante la infancia. Pero cada niño es único, por lo que es importante adaptar las pautas generales a sus necesidades individuales.

En NutriCare hay una gran variedad de alimentos completos que ayudan a mantener una alimentación rica en macro y micronutrientes. Esto es especialmente relevante durante la etapa de crecimiento, cuando las necesidades nutricionales son más elevadas. Nuestra gama de productos dulces y salados se adapta a todos los gustos y necesidades, ya sea para mejorar la salud ósea, dar un aporte extra de proteína o mejorar el sistema inmune.

Cristina García

Cristina García

Coordinadora del Departamento Médico NutriCare

Colegiada: 24412
Licenciada en Farmacia (Orientación Dietético-Farmacéutica) (Universidad Complutense de Madrid).
Doctorada Nutrición (Facultad Farmacia Universidad Complutense).
Técnico Especialista en Nutrición (Instituto Ciencias de la Salud y la Actividad Física).
Máster Especialista en Nutrición deportiva  (International University Study Center Universidad Cádiz).
Máster Especialista en nutrición y Deporte (Escola Gallega de Formación).

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