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«La comida no es adictiva. Sí lo es la conexión del individuo con ella».

La obesidad no sólo expone, a quien la padece, a una larga lista de enfermedades (cardiopatías, hipertensión arterial y diabetes), sino también a psicopatías como depresión y/o ansiedad, que en estos casos están asociadas a trastornos de la conducta alimentaria o distorsión de la imagen corporal.

La imagen corporal está íntimamente ligada a la autoimagen, a la autoestima y a la seguridad en uno mismo.La alteración, de este componente, en los obesos es la subestimación, donde el cuerpo se percibe en dimensiones inferiores a las reales.

En la sociedad actual sobre-preocupada por la apariencia física, la persona con obesidad es juzgada como físicamente menos atractiva, carente de voluntad y conducta, esto lleva a que muchas personas con sobrepeso desarrollen una imagen corporal negativa.

El comer, o más exactamente masticar, al suponer un gasto de energía y al implicar una forma de desgarrar y triturar (actividad un tanto agresiva) se transforma en una forma de reducir la ansiedad, forma rápida y pasajera pero al alcance de la persona.

Si el comer, como recurso anti-ansiedad, se transforma en algo habitual, con el tiempo se engordará, incluso estableciendo en algunas personas un círculo vicioso donde la ansiedad se reduce comiendo, por ende engordando, y este aumento de peso genera un motivo de alarma, de preocupación, por lo que nuevamente aparece la ansiedad y una vez más se come como mecanismo compensador.

Algunas personas con conciencia o sin ella, de manera regular, exageran el placer de comer como forma de compensarinsatisfacciones permanentes en algún área de su vida: trabajo, vida sexual, vida afectiva a nivel de familia de origen, relación de pareja, relaciones de amistad, diversiones, entretenimientos y otras fuentes de bienestar.

Este mecanismo de compensación puede ser un obstáculo a la hora de realizar un plan de alimentación y disminuir de peso, ya que estas personas sustituyen placeres que compensen la insatisfacción sufrida por el placer que genera el comer.

Es importante recordar que estos problemas psicológicos, pueden o no estar presentes en el individuo obeso y que no son características obligatorias de la enfermedad. Sin embargo, hasta el momento resulta imposible determinar si la obesidad provoca alteraciones específicas en la personalidad o son éstas las que desencadenan la obesidad. Un tema de gran debate entre médicos, psiquiatras y psicólogos.

Si bien, todas estas alteraciones psicológicas se pueden dar en personas con obesidad importante, también es cierto que, realizar una dieta para adelgazar de forma saludable, una actividad física adecuada y un seguimiento de de la pérdida peso de manera continuada , puede conseguir romper el círculo vicioso de ansiedad/ incremento de la ingesta calórica y por ende mejorar las alteraciones de tipo psicológico que se pueden presentar en estas personas.

Desde NutriCare pretendemos conseguir siempre estos dos objetivos, por un lado la calidad de nuestros productos NutriCare para realizar un programa de pérdida de peso equilibrado y saludable y por otro el valor añadido del asesoramiento en la dieta por parte de nuestros Asesores. Esto implica que la realización correcta del Programa NutriCare no sólo previene o reduce los efectos indeseables de la obesidad, sino que también se puede conseguir la mejora psicológica con una dieta para perder peso, progresiva y mantenida en el tiempo, gracias al asesoramiento personalizado  por parte del equipo de Asesores NutriCare.

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