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Te contamos las 5 actitudes que pueden favorecer la pérdida de peso durante el sueño.

1. Cena escasa

Tras la cena se avecina, una etapa de descanso, de escaso consumo energético durante el cual el movimiento orgánico se ralentiza.

La actividad intestinal, generada por una cena copiosa, acumula sangre en el abdomen, en detrimento de la destinada al cerebro, el cual se resiente y lo traduce en anomalías en su función; sueño inquieto, pesadillas, interrupciones en el mismo, despertar apático o de cansancio.

La cuantía calórica excesiva en la cena, no puede ser metabolizada y utilizada en su totalidad, por tanto las calorías sobrantes se convertirán en grasa de reserva, lo que equivale a un aumento de peso.

2. Predominio de una ingesta proteica

Utilizar  alimentos de origen animal (carne, huevos, pescado, aves, quesos ligeros, lácteos descremados, etc.) que contienen un alto grado de proteína.

Somos diferentes de día que de noche. Con la luz solar, el organismo afronta la actividad cotidiana, el gasto y el desgaste metabólico, por ello predominan los hidratos de carbono que aportan calorías rápidas para su utilización inmediata, es una situación que llamamos catabólica. Llegada la noche, aparece el cansancio de la jornada, todo se ralentiza, el pulso se reduce, la respiración se atenúa, la actividad cerebral se aplana, el músculo se relaja, el gasto energético disminuye, etc. Es una etapa anabólica, de construcción, que demanda proteína para elaborar el “ladrillo orgánico “de la estructura corporal.

En resumen, mientras luce el Sol: hidrato de carbono mayoritario. Cuando aparece la Luna: proteína dominante.

3. Refuerzo de la función hormonal

La escasez calórica y el predominio proteico constituyen un binomio muy efectivo que estimula a la hormona del crecimiento (GH) y a algunas otras.

Una escasa cena, con predominio de proteína, produce acidez sanguínea. Por lo tanto, si el sueño estimula la secreción de GH, este estímulo se verá incrementado por la acidez provocada por la cena,  lo que favorece el crecimiento en el adolescente y el funcionamiento celular en el adulto.

Por otro lado, la GH tiende a «compactar las carnes», a disminuir diámetros reduciendo el volumen, una forma de “adelgazamiento visual”.

4. Tras la cena: paseo

La carga del trabajo diurno se ve aliviada con la actividad física. Por otro lado la actividad digestiva es mayor y más intensa durante la vigilia que con el sueño. El establecer un intervalo, entre el último bocado de la cena y el primer tiempo del sueño, ayuda a que la digestión, facilite un sueño reparador.

Las calorías consumidas en el paseo, actuará sobre el peso matinal, cifra que es la más baja del día y momento en el que se deben efectuar los controles personales.

5. Aleja tensiones, preocupaciones y problemas

Si se llevan las emociones, a la almohada, se propiciará un sueño alterado, que repercute en un fácil aumento de peso.

La autoeducación consiste en lograr cierto estado anímico que permita disociar la vida circunstancial de la vida afectivo – somática, conseguir la tranquilidad emocional, que se puede simplificar con el uso de infusiones hierbomedicinales tipo tila, melisa, pasiflora y sus combinaciones.

En casos severos es preferible recurrir a hipnóticos suaves, que los hay, y no a remedios caseros como leche caliente antes de acostarse con miel añadida, etc, los cuales, sólo aportan calorías, algún elemento nutritivo y favorecen el incremento de peso.

Recuerda que mañana, Día Mundial de la Alimentación, estos consejos pueden, conseguir un cambio en tu estilo de vida  y ayudarte a adelgazar de forma saludable.

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